REVISTA ESPAÑOLA DE

Vol. 40, n.º 4, 200
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ARTÍCULO
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EDITORIAL

REPTE (El campeón que necesitamos)

  

En mi anterior editorial comentaba que muchas veces es necesario disponer de un campeón, un líder o un héroe para que las cosas se conozcan más e incluso lleguen a ser populares. En España tenemos buenos y grandes ejemplos, limitándome a la esfera deportiva, ya que todo empezó con el caucho, podemos recordar a M. Santana que raquetazo a raquetazo ganó tantos torneos y puso el tenis al alcance de todos; a A. Nieto que vuelta a vuelta consiguió tantos campeonatos y por él las motos tienen tantos seguidores y tan buenos campeones; a S. Ballesteros, que hoyo a hoyo se hizo con tantos trofeos y puso el golf asequible a todos; o a F. Alonso que circuito a circuito, se ha ido coronando como el mejor de F1 y la marea azul o la que le toque ahora, ha ido aumentando continuamente y son miles los seguidores de este circo automovilístico. Estos son algunos de los muchos ejemplos que podríamos citar y me valen para ensalzar la figura del campeón, que es la que se necesita para que las cosas se hagan conocer más.

Los patólogos podemos tener nuestro héroe, este podría llamarse REPTE (RETO en catalán y solo pretendo usar esta palabra como licencia literaria) y no es otro que nuestra revista. La Revista Española de Patología de Todos los Entusiastas (R.E.P.T.E) debe ser la que nos lleve a ser más conocidos, a ser más importantes dentro de la medicina española, europea o mundial. Esto depende de nosotros mismos, de todos aquellos que quieran –y queremos– que nuestra profesión sea el puntal que debe ser para los patólogos entusiastas y también para los no tan entusiastas. Cuando la revista vio la luz por allá el año 1967, fue por la necesidad de tener un órgano de expresión donde escribir nuestras experiencias y trasmitirlas a nuestros colegas, donde comentar los acontecimientos o las noticias que interesaban al colectivo de patólogos españoles. La filosofía perdura y la necesidad también, solo hace falta potenciarla para que nuestro medio de difusión llegue a más, tenga más peso y haga a los patólogos más partícipes de los requisitos científicos que la actualidad médica exige, publicaciones, factor de impacto, índices de citación.

Nuestra revista cumple cuarenta años, en primer lugar hay que felicitar al Dr. A. Anaya su promotor y primer director, gran patólogo y mejor persona, gran entusiasta de este proyecto de difusión de la patología, que número a número los patólogos hemos podido disfrutar de un gran foro de conocimientos. También hay que felicitar a los posteriores directores, en especial al prof. José M.ª Rivera que ha sabido y sabe compartir el ideario fundacional de los primeros patólogos españoles que creyeron necesario tener este espejo donde poder reflejar el nivel de la patología española. Para aquellos que piensen que el dicho «de los cuarenta para arriba, no te mojes la barriga», puede ser aplicado para nuestra revista, les quiero trasmitir todo lo contrario, que ahora con 40 años de experiencia, de solera, de madurez, ahora se puede empezar una nueva etapa y con cuarenta años nos debemos tirar al agua para mojarnos bien la barriga y todo lo que sea necesario.

El equipo director y el comité científico, reunidos en Madrid con motivo de la última reunión científica anual de la SEAP, creen necesario este salto y pretende llevar nuestra revista al reto-repte- de que pueda ser incluida en los índices de calidad y posteriormente alcanzar alguna puntuación de factor de impacto. Esto no es nuevo, el prof. Rivera ya lo escribía en una de sus editoriales aparecidas en esta revista (REP 2004; 37: 245-6) y también decía que «la calidad de los trabajos que la revista publica es uno de los más fieles reflejos del estado de la Patología en nuestro país». Los patólogos tenemos tendencia a escribir, a redactar informes y realizamos muy buenos trabajos científicos, solo hay que analizar las ponencias y comunicaciones a nuestros congresos o bien otros congresos, pero también tenemos tendencia a publicarlos en otras revistas. Puede que una causa básica sea que REP no esté indexada y no «pese» para las carreras profesionales o los concursos, e incluso intuyo sea despechada por no tener el nivel de otras revistas con factor. Pero como se mentaba más arriba, la revista publica lo que le llega y lo que los patólogos entusiastas escriben. Puede que solo se trate de un pez que se muerde la cola. Si queremos que REP, nuestra revista, la revista de los patólogos españoles, adquiera el nivel que los patólogos tenemos, deberíamos hacer un planteamiento y procurar publicar en ella. Los patólogos disponemos de material, disponemos de muy buenos métodos, y disponemos de buenos trabajos, solo hace falta que todos los patólogos nos sintamos entusiastas con nuestro medio de expresión y este entusiasmo trasmitirlo a la sociedad científica médica. Si entre todos logramos este pequeño reto de poner la revista, nuestros trabajos, al alcance de otros muchos por medio de PubMed, la patología española habrá conseguido un hito, no igual al de los deportistas mencionados al principio, pero si un gran logro para todos nosotros y esto solo depende de nosotros mismos.

Nuestro REPTE es colocar la revista como puntal científico dentro de la sociedad científica médica, ello depende de todos los patólogos. Yo no acepto lo que su primer director, Alberto Anaya, decía en su última editorial titulada «Un cálido adiós en una perspectiva luminosa» (REP 2004; 37: 123-5), «si algo ha salido mal la culpa es solo mía», su penúltima frase de su último párrafo escrito como director. Creo que si REPTE se consigue y en ello estamos trabajando, la patología española podrá disfrutar de un campeón fuerte, consolidado, capaz de ser el motor que nos haga más representados en nuestra sociedad médica y en nuestra sociedad civil, entonces, solo entonces la culpa, Alberto, la culpa será tuya.

E. Mayayo Artal
Hospital Universitario de Tarragona Juan XXIII